lunes, 23 de abril de 2012

Una vaca infinitamente blanca

UNA VACA INFINITAMENTE BLANCA

Una vaca blanca frente a mí,
una vaca infinitamente blanca
como el dedo más pequeño
que asoma su cabeza por
los huecos que tengo en mis zapatos;
esto es, un monstruo blanco
parado ante mis ojos,
una vaca
que no deja pasar a nadie,
viéndola que tranca el camino,
me acuerdo de aquel que
nace en Florencia y es desterrado
por vida en Rávena,
y me digo:
si paso me llevo esta
bestia por delante,
pegada me la llevo en mi anzuelo,
la vaca por cierto es un pez
infinitamente grande,
de penacho alto lleno de nieve,
la vaca es una montaña;
me lleno de estupor
pensando,
que de tanto mirar sus ojos
este pescado grande, maldición,
me convierta
en un pobre gato de agua dulce,
que al derretir la nieve en primavera
haga temblar el cielo de ramas verdes,
verdes ramas, verde
que ya no te quiero.


Eduardo Embry



Imagen: Grabado medieval

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