domingo, 22 de abril de 2012

Mi país es una aspirina


MI PAÍS ES UNA ASPIRINA

Llevo mi país dentro de mi cabeza,
mi país es una aspirina,
por eso mi cabeza no me duele;
y para que yo vea claramente
mirando hacia la vía láctea
allá donde están mis dioses.
me dirijo a la estrella más chueca,
a la más mentirosa,
aquella que en vez de unir
hermanos con hermanos -ante verdades
esenciales de los niños
jugando a las maravillas de cristales,
esa estrella maldita, más nos dispersa;
somos animales de la sed y del hambre,
que entramos por un túnel
y salimos por el otro;
estos son hijos que nacen apretujados
sin oportunidad para que el oxígeno
les llegue al cerebro
(a mí me ha nacido una criatura
que es la pura bendición de Dios en mi poesía)
me ha nacido así para que yo sea
famosos en esta tierra; soy aquel
que luce con orgullo de ser el dueño
de esta magnífica maquinita de hacer
paquetitos vacíos de uvas secas,
es decir, aquí tengo un ejemplo
de las mentiras que caen del cielo:
cada vez que sus relojitos
detienen sus pequeños engranajes,
se enciende una luz verde, aparece
el pajarito de tomar las fotos,
mira y piensa
“este es verdaderamente un amigo”,
y ahí se produce el milagro;
viene la primera pregunta:
¿que número de zapato calza usted?
y lo que más avergüenza
es cuando esta herramienta perfumada
pregunta ¿cuántos años tiene usted?
y si he de morirme en este cuento
moriré de felicidad
de llevar en mi cabeza el país
como una aspirina;
por eso mi cabeza no me duele.


Eduardo Embry
De "El Libro de los embustes", Editorial Altazor, 2012 - dedicado a Teresa Cabanas y Fernando Villarragas, estudiosos de la Universidad del Estado Santa Maria, de Brasil)

Imagen: Pelícano del Bestiario Medieval

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